La muerte relativiza todo cuanto se compara con ella o se contemple desde ella. El hombre mismo es un ser relativo a la muerte, el que siempre vive en relación con ella. La muerte es su trasfondo y su horizonte. Ella pone a cada uno en su sitio. La muerte nos hace pequeños y grandes a un tiempo. Y es que la muerte es el acicate negativo de cuanto hacemos y deseamos, de todas las aspiraciones humanas.