Escrita en el ocaso de su vida y en la soledad de un exilio debido a la guerra, ésta es la obra maestra de Xiao Hong: una evocación nostálgica y luminosa de la vida cotidiana en el pequeño pueblo de su infancia. Xiao compone un relato inquebrantable, sorprendentemente lírico y a menudo irónico de un mundo rural desaparecido.