Ante el fenómeno del derretimiento de los glaciares y el desafío del calentamiento global, Olivier Remaud resitúa al ser humano dentro de los ecosistemas del planeta, incluyendo aquellos que pudieran parecer inertes, y nos invita a «pensar como un iceberg». Los icebergs son parte de nuestra vida, dependemos íntimamente de ellos y constituyen un antídoto contra nuestro narcisismo.