Obras incluidas
Los pies y los zapatos de Enriqueta
Corpus y otros cuentos
El abuelo del rey
Figuras de la Pasión del Señor
El humo dormido
Dentro del cercado
Sinopsis
Las obras recogidas en este segundo tomo, como en el primero, siguen el texto de la última edición corregida por el autor. Los pies y los zapatos de Enriqueta abre el volumen y una nueva época en su trayectoria literaria. Se trata de una novela ‘de espacio’, en la que predomina el ambiente moral del pueblo de Boraida y la relación entre sus personajes. En esta línea le seguirá El abuelo del rey, una de sus mejores novelas, en la que el espacio protagonista es la ciudad de Serosca, de cuya vida provinciana ofrece una visión crítica, práctica habitual en este autor. Figuras de la Pasión del Señor es una de sus obras de mayor alcance y universalidad, por su asunto, la pasión y muerte de Jesucristo, y por la reconstrucción minuciosa de aquella época. Culminó su segundo tomo en la Semana Santa de 1917, al tiempo que rompía con Doménech, su principal editor. Pasó a trabajar con la editorial madrileña Atenea, en la que publicó El humo dormido (1919), uno de sus títulos emblemáticos y más personales por ser su memoria la que inspira la escritura.
Sobre el autor
La extensa formación de este autor alicantino comienza como ávido lector de obras fundamentales que encontraba en la biblioteca de su padre: la Biblia, el Quijote, los místicos castellanos, los autores románticos, la literatura de viajes, etc. Estas lecturas marcarán su estilo literario, pero la fina sensibilidad de su prosa, cargada de valores visuales y cromáticos, también se nutre de los relatos maternos sobre la Pasión de Jesús. La experiencia en un internado jesuita dejó en su obra una estela de tristeza. A cambio, los Ejercicios Espirituales ignacianos estimularon la imaginación estética del autor, quien desde muy joven, recibió varios premios literarios. Estudió leyes en Valencia, pero continuó como alumno libre desde Alicante, lo que le permitió dedicar más tiempo a la formación literaria. Alternar la escritura con empleos burocráticos y editoriales, que le permitían vivir holgadamente, fue una constante durante toda su vida. Nunca fue un escritor para “el gran público”, más bien destacó por su originalidad y una gran capacidad como renovador de la literatura española.