La Lingüística Forense (LF) es una disciplina de reciente estudio en España, pero con una trayectoria más amplia en el mundo anglosajón, y está considerada como una nueva aplicación de la Lingüística.
No existe una definición consensuada que explique exactamente qué es la Lingüística Forense. De forma genérica es definida por la Asociación Internacional de Lingüistas Forenses (IAFL) como la interfaz entre Lengua y Derecho. David Crystal la definió en 1987 como una aplicación de la estilística en casos en los que «alguien es sospechoso de haber violado la ley»; diez años más tarde redefinió el término como «el uso de las técnicas lingüísticas para investigar delitos en los que los datos relacionados con el lenguaje forman parte de las pruebas, tales como el uso de criterios léxicos o gramaticales para autentificar declaraciones policiales».
Lo que está fuera de dudas en todas las definiciones sugeridas es que se trata de una disciplina multidimensional e interdisciplinar en donde tienen cabida numerosos profesionales y expertos afines o ajenos a la propia Lingüística, pero cada uno de ellos con conocimientos que completan y complementan el trabajo de los otros.