La revolución sufrida por la industria química en el transcurso de los últimos lustros de la centuria decimonónica catapultó las potenciales aplicaciones de los agresivos químicos. Pero no sería hasta bien entrado el siglo siguiente cuando se utilizó en masa la asfixia como procedimiento para decidir la suerte de las batall as. Así, en el transcurso de la I Guerra Mundial surgió el llamado segundo "ciclo" al estancarse las operaciones militares en el frente occidental. De las trincheras asomaron gases como el cianuro de hidrógeno, el fosgeno, el cloruro de cianuro e incluso distintas variedades del gas mostaza. Eran los mismos que todavía hoy en día integran buena parte de los arsenales químicos.