Bran tuvo una adolescencia complicada, y su vida adulta no es mejor. Una sucesión de pérdidas familiares, una gran cicatriz en la cara y sus circunstancias personales han forjado en ella una personalidad esquiva.
Y como si fuera una maldición añadida, la protagonista hereda y debe hacerse cargo de una casa familiar, epicentro de buena parte de las desgracias que se abatieron sobre sus seres queridos.
Una visita a la enmohecida y arruinada vivienda, ubicada en un pequeño pueblo madrileño, sumergirá a Bran en una travesía angustiante por túneles oscuros, estancias claustrofóbicas y seres terroríficos.