Probar es utilizar el sentido gustativo y, a la vez, estimular todos los demás sentidos. Es un acto de apropiación, de adaptar lo externo a lo íntimo, de transformar lo ajeno en parte de uno mismo.
Leer es también un acto de prueba. Probamos las palabras, las ajustamos y las moldeamos en nuestra mente, como quien adapta un traje a su figura. Cada término, cada frase, se convierte en un hilo que tejemos con nuestro bagaje cultural, con nuestra experiencia vital, con la textura de nuestras emociones.