Las armas químicas no fueron prohibidas por la Convención de Ginebra hasta 1925. España sería una de las primeras naciones en ratificar el convenio, en 1929, mientras que otras esperaron hasta mucho después de la Segunda Guerra Mundial para hacerlo, caso de EE.UU. cuya ratificación se plasmó en 1975.
Por lo tanto, el uso de las armas químicas en la guerra de África fue siempre dentro de la más estricta legalidad y como consecuencia de las alevosas masacres de Monte Arruit, Zeluán y Nador contra prisioneros españoles que habían capitulado.
La amenaza de su utilización en masa durante la guerra de España, en la que los republicanos usaron agresivos químicos en varias ocasiones, así como por los contendientes del último gran conflicto mundial a las puertas de nuestras fronteras, es otra de las facetas ampliamente desconocidas y tergiversadas de nuestra historia.