“El Rey fue venido á Segovia, donde era su mayor contentamiento que en otro ningún lugar de su reyno”. Con estas palabras Enríquez del Castillo, cronista favorable al rey, nos presenta a la ciudad. La extraordinaria vinculación entre Enrique IV y Segovia ha sido protagonista de varios estudios a lo largo del siglo XX hasta la actualidad. Sin embargo, ¿existió también una relación entre monarca y urbe a nivel artístico y representativo? Este libro explora la ciudad castellana como un espacio de representación, en el que se despliega el ceremonial y la magnificencia a través de la arquitectura y el arte como imagen visible del rey. A través de la heráldica, el análisis del papel de la ciudad en las crónicas y la construcción e intervención en los distintos edificios analizamos el importante papel que jugó la ciudad dentro del patronazgo regio del siglo XV, anticipando dinámicas desarrolladas posteriormente a lo largo de la Edad Moderna.
