El análisis del mar por parte de los historiadores ha de partir de una serie de elementos previos. En primer lugar, la inmensidad del mar, espacio no controlado ni dominado por el hombre y en el que no se siente a gusto. El mar evoca lo desconocido, lo lejano, lo distante, lo diabólico, y muchas leyendas o historias tienen este talante, como la de El Holandés errante o el triángulo de las Bermudas.