Mucho antes de la aparición del cristianismo, pueblos de la Antigüedad, guiándose por la Vía Láctea, recorrían una ruta sagrada que los conducía a los santuarios líticos en los que se rendía culto al misterio de la muerte y resurrección del Sol.
Aquellos santuarios estaban en la tierra gallega que hoy se conoce como Costa da Morte. Siglos después, otros pueblos, como celtas, romanos o visigodos, también señalaron la sacralidad de dichos emplazamientos, hasta que por fin el cristianismo hizo suya aquella ruta ancestral vinculándola al apóstol Santiago y, con él, al cristianismo más esotérico y mágico.
Lugares como el bosque de Nemancos, Traba, Fisterra, Muros, Laxe, Camariñas, Cereixo, las ruinas de San Julián de Moraime, o las impresionantes piedras cargadas de mitos y leyendas del santuario de la Virgen de la Barca en Muxía, son solo algunos ejemplos de los rastros y pistas de este auténtico "camino secreto" que iba más de Compostela: allí donde el Sol moría y era, a su vez, señalada como la tierra de los muertos.
El autor, en esta obra avalada por una gran documentación tanto gráfica como bibliográfica, lleva al lector a identificar esta parte de España como un lugar mágico y sagrado desde la más remota Antigüedad, e invita al peregrino a no terminar su viaje en la tumba compostelana, sino continuar hasta esta comarca para desentrañar, por sí mismo, las claves mistéricas que encontrará en casi cualquier rincón y experimentar personalmente la sacralidad de unos lugares impregnados de magia, creencias ancestrales e historia.