Desde Hegel, el pensamiento moderno ha considerado el discurso fúnebre de Pericles como una expresión insuperable de los ideales de la democracia griega en su período de esplendor. Para el filósofo alemán, Tucídides ?nos pinta el más hermoso cuadro de una constitución, donde los ciudadanos están educados y tienen ante los ojos el interés de la patria, donde la individualidad es culta y posee una conciencia desarrollada de los negocios públicos y los intereses generales?.