Numerosos son los dioses de origen oriental que se veneran en Roma. Elegimos analizar la difusión de cuatro religiones que conocieron una extensión y un gran auge a partir del final de la República y durante el imperio: los cultos de las divinidades egipcios, el judaísmo y el cristianismo, y el culto de Mitra. Su éxito se debe a varios factores.
Los cultos orientales fueron introducidos en una época muy temprana en Roma y fueron practicados durante mucho tiempo. Las religiones orientales insistían en la perfección moral del individuo. En 204 a.C, en el transcurso de la segunda guerra púnica, el culto a Cibeles es introducido en Roma. Una profecía anuncia que la piedra negra de Cibeles otorgará a Roma la victoria contra Aníbal. Es transportada de su santuario de Pessinonte, en Anatolia, e instalada más tarde en un templo sobre el Palatino.