La luz es el cañamazo que recibe y dirige todo el bordado lírico de este último poemario de Ana Ortega Romanillos. Una luz que es la del amanecer, no pocas veces; una luz que sorprende a la propia autora escribiendo sus versos, iniciados con la noche. Una luz que es aquella de la infancia en su pueblo, luz del propio mar también y no solo de tierra de meseta castellana.
En Caballos al alba predominan, como piedras angulares, tres grandes temas: el amor y el erotismo, centrado en la figura del esposo, la naturaleza, ese paisaje campestre y rural que rige, como paisaje emblemático, toda esta obra de carácter sentimental y existencial, en la que la tierra de la infancia del yo lírico es el cordón umbilical que sostiene el pulso entre los diversos poemas, y el tiempo recobrado, por decirlo al socaire del novelista galo Marcel Proust.