Durante el siglo XIX se llega a la consagración definitiva de la marina a vapor, y la marina a vela alcanza su máximo explendor.
El autor nos presenta aquí esta época trascendental. Partiendo de la adquisición en 1834, con motivo de la primera guerra carlista, del vapor de ruedas canadiense "Royal William", que bajo el nombre de "Isabel II" fue el primer barco de su clase en nuestra marina militar, J. Calabuig nos muestra, a lo largo de este libro, la evolución de la flota nacional hasta el triunfo absoluto de la hélice frente a las ruedas de paletas y la supremacía del casco metálico sobre el de madera.